Artículo escrito por Nkosilathi Dube, analista de mercados financieros de Trive
En julio del año pasado, las Naciones Unidas y Turquía negociaron un acuerdo histórico en respuesta a la crisis alimentaria mundial agravada por la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022. Este acuerdo, conocido como la Iniciativa de Granos del Mar Negro, tenía como objetivo proporcionar a Ucrania y Rusia un acceso sin trabas a los mercados mundiales de alimentos y fertilizantes a través del paso seguro de los puertos de Odesa en el Mar Negro, anteriormente bloqueados por la agresión militar de Rusia.
La importancia del acuerdo radica en el hecho de que Ucrania y Rusia son actores principales en el mercado mundial de exportación de cereales. El acuerdo sirvió de salvavidas para garantizar el flujo continuo de alimentos y fertilizantes en medio de los efectos restrictivos del conflicto en curso. Dado que Ucrania y Rusia son responsables de una parte significativa de las exportaciones mundiales de cereales, era vital garantizar una ruta de exportación sin trabas para estos productos.
En el marco de la Iniciativa de Cereales del Mar Negro, Moscú se comprometió a facilitar la exportación de cereales, aceite de girasol y fertilizantes desde los puertos del Mar Negro controlados por Ucrania. Rusia se benefició de la iniciativa, ya que el conflicto, que había provocado restricciones en los pagos, la logística y los seguros, creaba barreras a los envíos de sus productos de exportación.
Durante la vigencia del acuerdo, más de 1.000 barcos que transportaban casi 33 millones de toneladas métricas de maíz, trigo y otros cereales fueron exportados con éxito desde los puertos ucranianos del Mar Negro de Odesa. Además, la iniciativa facilitó el transporte de 725.167 toneladas de grano para los buques del Programa Mundial de Alimentos, que ayudan a los países del mundo con mayor inseguridad alimentaria, como Afganistán, Etiopía, Somalia, Sudán y Yemen.
Los efectos positivos de la Iniciativa de Granos del Mar Negro fueron evidentes. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, los precios agrícolas experimentaron un descenso de casi el 20%, lo que benefició a los consumidores de todo el mundo. La iniciativa fue crucial para estabilizar los precios de los alimentos y garantizar la seguridad alimentaria en varias regiones. Como se muestra a continuación, el índice Dow Jones de materias primas para cereales experimentó un descenso constante tras la puesta en marcha de la iniciativa, después de una fuerte subida al inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania.
Desgraciadamente, el acuerdo se fue deshaciendo a medida que crecía el descontento de Rusia por las restricciones impuestas a sus propias exportaciones de cereales y fertilizantes. Las repercusiones de la Iniciativa del Mar Negro sobre los cereales podrían ser de gran alcance y tener consecuencias para todas las partes implicadas.
Una vez deshecho el acuerdo, Ucrania se enfrenta al reto de exportar la mayor parte de sus cereales y oleaginosas a través de sus fronteras terrestres. Esto plantea problemas potenciales en los costes de transporte y añade presión sobre la rentabilidad de los agricultores ucranianos, dejándoles con menos para invertir en futuras temporadas. El aumento de los costes de transporte puede traducirse en un incremento de los precios para los consumidores finales, lo que repercutiría aún más en la inflación alimentaria mundial. Aunque la inflación alimentaria en Europa está disminuyendo, como muestra la imagen anterior, las restricciones a la exportación podrían provocar un nuevo aumento de la inflación.
Además, la finalización de la Iniciativa de Cereales del Mar Negro podría tener graves consecuencias para los países de Oriente Medio y África, que dependían en gran medida de las importaciones de alimentos procedentes de Ucrania. Estas regiones, que ya están lidiando con sus propias crisis alimentarias, podrían ver exacerbadas sus luchas, lo que provocaría una posible subida de los precios de los alimentos en estas regiones.
Las consecuencias económicas del fracaso del acuerdo podrían ser importantes. La interrupción del suministro de cereales por parte de Ucrania y Rusia podría provocar una escasez temporal en el mercado mundial de cereales, lo que se traduciría en un aumento de los precios, ya que la demanda superaría la oferta limitada. Este escenario podría tener efectos dominó en la economía en general, repercutiendo en la inflación de los alimentos y en los presupuestos familiares.
En conclusión, la disolución de este acuerdo crucial plantea serios retos tanto para Ucrania como para la comunidad internacional, siendo la inflación alimentaria una consecuencia muy probable. Esto podría suponer un reto para el Banco Central Europeo (BCE), cuyo principal mandato es mantener la estabilidad de precios. Dado que su ciclo de subidas de tipos de interés más pronunciado se produjo como consecuencia del aumento de la inflación (impulsada por los precios de los alimentos y la energía), podrían producirse nuevas subidas de tipos si la inflación vuelve a aumentar. Esto podría afectar al euro, los bonos, los índices y la renta variable, ya que los mercados reaccionan a la política de tipos de interés del banco central.
Fuentes: Reuters, CNBC, Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, Consejo Europeo, Instituto Internacional de Investigación sobre Políticas Alimentarias, Centro de Coordinación Conjunta de la Iniciativa de Cereales del Mar Negro de las Naciones Unidas, TradingView.
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